Los santos inocentes

La persigues por las noches, 
cuando es más vulnerable.
Ella sale de trabajar – delantal y olor a fritanga.
Te diriges hacía ella, como todos los días.
Se asusta,
pero a ti te divierte.
Le muestras la polla, burlón
y ella huye,
molesta y triste – por no haberte gritado a la cara.
Al día siguiente
te encaras contra ella
y le tocas el culo
con tus manos enfermas.
Te empuja y te insulta - la gente en la calle no hace nada,
algunos miran, pero no es su problema, vuelta a la realidad virtual.
Tú no eres su única pesadilla.
En el trabajo también la acosan - su jefe y sus compañeros
y en casa su tío siempre se aprovechó de ella.
Y tú – asqueroso misógino,
eres la guinda de un pastel venenoso,
que recorre su garganta
y que se le atraganta,
le quema,
le hace rabiar,
otra noche más.
Hoy quieres besarla,
manosearla,
follártela,
sí,
¡quieres violarla!
Por eso no esperas que ella te vuele la cara – BANG!
Y así hace de tu monstruosa jeta
un amasijo de sangre y vísceras.
Y reluce la mierda infecta que eres,
llena de gusanos, moscas y cucarachas.
La gente grita - ¡Loca!, ¡Asesina!...
ellos la graban – y lo comparten en sus redes sociales #EnergúmenaVuelaCabezaAcosador!
llaman a la policía…
y ella,
al fin,
sonríe satisfecha.
En la televisión lloran tu asesinato
y a ella - la vil prensa,
la ahorca para siempre.
Sus amistades no la defienden,
a sus conocidos no les sorprende – siempre iba provocando.
La historia no acaba,
hacen una película de lo sucedido.
A ti te glorifican – resultado de una sociedad patriarcal
y a ella la queman – en la hoguera que aclaman que debería estar.
Las llamas devoran su cuerpo,
pero, ahora, las pistolas suenan sin césar.
Bang!
Otro muerto - #LasMujeresSeHanVueltoCrazy 
Bang!
Otro al agujero
Bang, Bang, Bang…
Las calles se bañan
con la sangre de los llamados héroes,
el aire se envuelve
con la ceniza de las incomprendidas,
las perseguidas,
las atacadas,
las mujeres que dijeron BASTA.


 Ilustración de Sara Pachón

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